La primera vez que vine a España fue en el verano de 1988. Mis tíos vivían en Madrid y vine a pasar tres semanas con ellos. Mi español era muy pero muy limitado y quizás lo único que sabía yo de esta ciudad era el Real Madrid. A partir de ese verano ya todo es historia. Ahora me considero, con toda la modestia, bastante conocedor de este país y de su cultura, aunque sigo sin compaginar del todo bien con todas las sutilezas comunicativas de las mujeres indígenas de este lugar.
En aquella época en España solamente tenían dos canales de televisión. Recuerdo que por las tardes echaban los primeros episodios de “Fama”, cosa que parecía bastante extraño, ya que en EEUU fue una serie popular a principios de los 80s y en 1988 ya se consideraba bastante hortera.
En fin, un día vi en un programa de televisión a un tío de dos metros que parecía una mezcla de Elvis, mod y punk que cantaba en una voz súper nasal. Me pareció muy curioso. Y ese tipo fue Loquillo.